En mi vida siempre he sabido que nada es casualidad y eso los comprobé en el año 2015 cuando una buena amiga me regalo una cita numerológica, después de pasar unas horas con la que luego se convertiría en mi maestra de numerología compartiendo una de las informaciones más importantes de mi vida. Esa tarde me sentí atónita pues despejaba muchas de mis dudas y también me entregaba nuevas y maravillosas herramientas, ese día algo empezó a cambiar en mi vida, mi curiosidad y las ganas de saber más crecieron al pasar los días hasta que un buen día recibí una llamada de mi maestra para informarme que tenia un curso preparado y que quería que fuera una de sus primeras alumnas.

Posterior a las clases me convertí en su asistente de los talleres, lo cual me resultaba interesante pues no solo aprendía, sino que empecé a ver lo buena que era con esta herramienta. Luego de eso mi familia y mis amigas fueron mis conejillos de india.

Los siguientes meses y años seguí estudiando y buscando cuanta información existiera de numerología y de temas complementarios tales como: transgeneracional, registros akáshicos, constelaciones y mucho más…

En toda esa búsqueda empecé a recordar las palabras de mi madre a mis 11 años, (en el año 1993), un año maravilloso en el que compartíamos muchas experiencias gracias al tiempo que teníamos cuando ella me recogía del colegio; en esa época y teníamos profundas conversaciones, en una de ellas mi madre me recalcaba 2 cosas:

• La primera era que debía mantener a la familia unida cuando ella no estuviera.
• Y la segunda era que una vez que entendiera mis dones los debería entregar a los demás.

 

En ese momento esa conversación era muy confusa pues me sentía y me veía como una niña normal cero especial y adicional a eso debería entregárselo a los demás, pensaba; ¿de qué está hablando? Ella siempre repetía tienes un don y es necesario entregarlo… bueno hoy se de que hablaba y se que es verdad, tengo varios dones y los quiero compartir con otras personas.